Seguidores

miércoles, 11 de junio de 2014

~No será solo un juego~ /Capítulo 37/

  No podía creer lo que estaba haciendo, se estaba alimentando de mi. No quería darle el gusto de saber que lo estaba pasando mal, pero verdaderamente, tras los pinchazos, casi me había inundado un inmenso placer y tranquilidad. No sabía como responder, casi había perdido el sentido y de golpe, algo apartó de mi cuello aquellos colmillos que bebían de mi. Un fuerte golpe contra el suelo fue escuchado, seguido de un - ¡ Corre ! - Algo me hizo correr como una maldita condenada. Aquella sin duda alguna, había sido la voz de Ethan, pero ... ¿ Quién lo había atacado y por qué ? Pensaba mientras corría todo lo rápido que era capaz. ¿ Y si el que atacó fue Ethan y había otra persona en el lugar ? Choqué contra un cuerpo duro, pensé que había dado contra el tronco de un árbol, ya que me hice bastante daño, pero al mirar hacia delante me di cuenta de que era un hombre. Un hombre grandón y musculoso. Lo miré casi con suplica, pero al ver el color de su piel y su temperatura corporal, me di cuenta de que esto no pintaba nada bien. Quise seguir corriendo, pero era demasiado tarde, sus manos cogían mis brazos cuan muñeca de trapo.
  Ethan había recibido algunos golpes y cortes que empezaban a sanar como si nada. Se encontraba justo delante de mi y a cada lado de él dos tipos, uno me era conocido, pero el otro no. El grandullón estaba a su derecha, y a su izquierda uno bastante más seco, pero bien formado eso sí.
  - Tranquila muñeca, no te haremos nada - una voz bravucona y un tanto burlona salía de aquel armario empotrado.
  - Podríais morir si lo intentáis - esa sin duda alguna era la voz de Ethan. Mi visión era algo borrosa, no sé que es lo que hacían, pero cada vez que me pasaba algo así, me despertaba como aturdida y a veces incluso dolorida.
  Una fuerte carcajada salía del otro individuo - Sabes que podría darte otra paliza en cualquier momento.
  - Podrías, pero morirías al tocarla y lo sabes. - Debió de echarle una de sus miradas asesinas, porque se le fueron las ganas de reír.
  - Vaya, que protector te has vuelto de golpe Ethan. Es extraño, y más con una simple mortal. Es guapa sí, pero no deja de ser un apetitoso almuerzo. - Sonó con indiferencia.
  - Vuelve a tocarle un solo pelo y pasarás a mejor vida. - Las manos de Ethan rodeaban en puños el cuello de la camisa del flacucho, mientras el grandullón se ponía a la defensiva.
  - Controla tus modales querido, somos dos contra uno. No puedo asegurarte nada bonito de todo esto si lo empiezas.
  - No vuelvas a amenazarme o te vendrás conmigo a la tumba.
  Mi vista ya era capaz de distinguir perfectamente a cada persona. Posé la mano en mi cuello, aquellos pequeños orificios, eran bastante molestos.
  - Tu juguetito a despertado. - De nuevo aquella voz bravucona, ¿ acababa de llamarme juguetito ?, si no fuera uno de esos dichosos vampiros, al menos su color blancuzo lo daba a entender, se las vería conmigo.
  - Alison - Ethan se acercó cogiendo una de mis manos, mostrando un rostro preocupado.
  - ¿ Dónde estoy ?
  - A salvo, estos dos paletos no te harán nada - un gruñido se escuchó desde la parte de atrás. - ¿ Te encuentras bien ?
  - Quiero ir a casa - miré sus ojos y casi dándole una orden brusca le dije - Ahora.
  Ethan soltó mi mano y se dirigió al grandullón, al poco rato ambos salieron tras cuchichear y recibir  la aprobación del compañero.
  - De nuevo solos muñeca. - Su sonrisa dejaba ver sus perfectos colmillos afilados, en aquel momento no estaban ocultos, ni parecía querer esconderlos, parecía querer mostrar un control sobre mi.
  - Vuelve a llamarme muñeca y estas muerto. - Mis palabras no temblaron, más bien sonaron vacilantes. Tras soltar una enorme carcajada, se dio la vuelta dándome la espalda.
  - Eres tan deliciosa -  dijo casi en un susurro inaudible. Volvió a girarse hacia a mi, uno de sus dedos quiso recorrer mi mejilla, pero aparté esta con un movimiento brusco.
  - Y tu eres un cabrón - susurré del mismo modo. - En sus labios se dibujó una sonrisa que me pareció
totalmente desagradable. Quería que Ethan me sacara de allí y me soltara en casa.
  - ¿ Tienes miedo muñeca ?
  Tras decir aquello, su cabeza calló al suelo. Me quedé petrificada, mi boca no podía abrirse más, al igual que mis ojos. Me entraron unas enormes ganas de vomitar y al tapar mi boca con ambas manos, vi que el cuerpo que se había mantenido de pie por un instante, se desplomaba en el suelo. Casi quise soltar un grito ahogado cuando vi a la persona que había detrás del cuerpo .... Ethan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario