Seguidores

lunes, 25 de noviembre de 2013

~No será solo un juego~ /Capítulo 29/

  - Alejarse de este mundo ... - sus ancianos ojos me miraron recordando con dolor el momento - Lo dejó todo, lo dejó todo por amor. Como aquí ninguno de los nuestros querían apoyarla, decidió marcharse lejos para olvidar. Pero nunca olvidó y siempre intentaba contactar con nosotros a través de la magia. - Su mirada calló al suelo, le costaba recordar cada cosa del pasado - Quiso un mundo mejor para ti y tu hermana, quiso alejarte de la magia y de los seres oscuros.
  - Pero ... - estaba temblando y tenía tantas dudas que no sabía por donde empezar a preguntar, mis ojos se movían confusos - ¿ por qué murió entonces ?
  - Por defender tu vida. - Aquellas palabras se clavaron como puñales en mi corazón, en todo mi cuerpo en si. Los ojos de mi abuela buscaron los míos, pero estos estaban puestos en el suelo empezando a inundarse de lágrimas. - Para que la paz entre magos volviera, tu madre tenía que sacrificarte ... - Su voz sonaba cansada y apenas susurraba. - Era la única que podía hacerlo, ya que ella fue la que te engendró ... pero ella quería demasiado a su pequeña.
  - Y ... ¿ y por eso acabó con sus vidas ? - ya no podía retener las lágrimas y mis palabras desgarraban mi garganta, como si fueran cuchillas intentando salir. - Hubiera preferido mi muerte que la de las tres personas que mas me importaban en esta vida.
  - No pequeña, ella no los mató. - Sus manos se posaban en mi cara, limpiando cada rastro de mis lágrimas. - Conducía tu padre, y esa fue su
  - Abuela. ¡Abuela vuelve!
   Aquella imagen corpulenta se desvaneció, todo empezó a volverse oscuro  y frío. No se veía nada, todo a mi alrededor era negro, mis gritos no podían ser escuchados. Mis lágrimas parecían quemarme la piel, a pesar de que esta estaba helada completamente. Y de golpe, algo empezó a formarse delante de mi. Un chico alto, sonriente aunque algo demacrado, se agachaba para levantarme del suelo. Unos brazos fuertes me rodearon y unos labios dulces y cálidos besaban los míos. Una grata sonrisa pudo dibujarse en mis labios, aunque mis ojos aun lloraban. Sus pulgares empezaron a limpiar las pequeñas gotitas de agua, mientras sus labios mostraban una sonrisa.
  - Mi pequeña - susurró tras besar mi frente.
  - Grandullón - lo abracé con fuerza, como si no hubiera un mañana. Le había echado tanto de menos que ahora no quería apartarme de sus brazos. Aunque el me separó para que mirara sus ojos.
  - Alison, mi vida escúchame. - Sus ojos miraban los míos seriamente y sus manos acariciaban mis mejillas. - Tienes que volver, no puedes estar más en este mundo, no es el tuyo, no te corresponde.
  - ¿ Qué ? - Estaba demasiado confusa. - ¿ Qué quieres decir ? No lo entiendo Matt.
  - Estas en un mundo distinto al que conoces hasta ahora. - Intentaba sonar convincente y sus ojos aun me miraban con seriedad. - Estas en el mundo de los muertos y tu no lo estas, aun no.
  - ¿ Qué ? Pero ... pero. - Entonces un vació se fue abriendo paso en mi interior, al analizar lo que él acababa de decir, me di cuenta de algo. - Si este es el mundo de los muertos tu ... - mis lágrimas volvieron a salir solas.
  - Shhh. Tranquila pequeña ya lo entenderás todo, ahora no hay tiempo. Tienes que volver, si no lo haces ya, puedes quedarte atrapada aquí.
  Y justo cuando sus labios iban a rozar los míos de nuevo, desapareció y volvió a ser todo oscuro. Notaba como alguien zarandeaba mi cuerpo, alguien que no daba calor, que daba más bien una sensación de frío. Mi nombre se escuchaba entre gritos de preocupación. - Alison vuelve conmigo. - Se escuchaba decir a una voz que en otras ocasiones había sonado más firme que ahora. Pero yo quería volver junto a Matt, junto a sus brazos cálidos y su dulce sabor. Quería volver a estar junto a él de nuevo, y quería saber que estaba bien. Pero mis ojos se abrieron poco a poco, con dificultad, pero terminaron por abrirse.
  - Alison cariño - susurró acariciando mi mejilla y dándome un fuerte abrazo después. - Los siento, lo siento mucho ...
  - ¿ Qué .. - No podía hablar, aun me costaba hasta abrir los ojos. Mi cuerpo no reaccionaba con nada, no tenía fuerzas. Vi la cara de Ethan, y por primera vez, lo vi llorar, o al menos eso parecía. Lo vi triste, destrozado.
  - Shhh. Ahora descansa ... Yo te protegeré, mejor que hasta ahora. - Y volví a cerrar los ojos, entrando en un profundo sueño.
  Cuando volví a abrir los ojos estaba en casa. ¿ Había sido todo aquello un sueño ? Toqué mi cabeza, me dolía un poco. Había un rico olor a café recién hecho y lo que parecía ser a tostadas. Me estiré un poco bostezando y bajé a la cocina.
  - Buenos días pequeña - un beso de Petter se depositó en mi frente, y una leve sonrisa se dibujó en mis labios. - ¿ Quieres desayunar ?
  Asentí sonriendo aun y me senté en uno de los taburetes que había en un lado de la barra de la cocina. Mientras miraba a mi tío moverse por la cocina, mantenía mi mente muy alejada de allí. Dejé los ojos en un punto fijo, sin pestañear. Cuando mi tío terminó de prepararme el desayuno, empezó a mover una mano delante de mis ojos para que reaccionase.
  - ¿ Qué ocurre ? - sus ojos miraban los míos esperando una respuesta.
  - Necesito saber la verdad. - Mis ojos eran los que miraban ahora a los suyos suplicantes.
  - ¿ La verdad ? ¿ Qué verdad ? - Quería disimular, parecer confuso, y lo hubiera conseguido, si yo no hubiera recordado lo que había pasado días atrás.
  - Por favor ... no intentes esconderme las cosas. - Bajé la mirada, cogiendo la taza de café entre ambas manos.  - Necesito saber que pasa, para poder protegerme a mi misma o algo. Me pasan cosas muy extrañas y estoy cansada ...
  - Esta bien. - Su voz era temblorosa pero se notaba seriedad en ella y su mirada. - Puedes preguntar cualquier cosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario