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miércoles, 24 de julio de 2013

~No será solo un juego~ /Capítulo 24/

 Me sentía mal, no tenía ganas de nada. No entendía por qué aquel hombre insinuaba tal cosa sobre mi tío. Se escuchó un fuerte golpe contra el cristal de la ventana, como si algo se hubiese estampado contra esta. Miré asustada pero no había nada, intenté levantarme de la cama, pero recordé aquellas dichosas palabras " No debes levantarte bajo ningún concepto, siempre debe de haber alguien contigo." Eso era una cosa que me resultaba casi imposible, por no decir que era como decirme que no respirase.
 Miré ambos lados de la habitación para asegurarme de que estaba completamente sola, a pesar de saber que era así. Aparté la fina y blanca sábana que me cubría de cintura para abajo. Puse ambos pies en el suelo con cuidado y ejercí un poco de fuerza sobre ellos, al principio no pareció ocurrir nada, pero cuando iba por la mitad de la habitación noté un repentino dolor en ambas piernas. Ambas me flaquearon, pero antes de aunque fuese rozar el suelo, unos brazos me rodeaban con fuerza y firmeza.
 Abrí los ojos tras unos minutos y al hacerlo, encontré la figura de un chico con un perfil perfecto, unos ojos oscuros que se clavaban en los míos en aquel momento. Uno de sus finos dedos acarició mi mejilla y yo parpadeé un par de veces.
 - ¿ Qué .. cómo tu .. - antes de poder terminar, el dedo se posó en mis labios, haciéndome callar.
 - Estaba justo a tu lado, te levantaste aunque yo te dije que no lo hicieras.
 - Eso no es para nada cierto - le miré - no estabas .. no había nadie.
 Él soltó una carcajada y me miró serio - No digas bobadas Alison, ¿ que mierda te dan en este sitio ?
 - ¿ Qué ? - le miré sin comprender, no estaba loca, él no había estado allí, no podía hacerme creer lo contrario.
 - Alison .. no sé que pasa contigo, en serio.
 - Fuera - le miré furiosa, fijando la mirada en aquellos intensos ojos - fuera de aquí.
 - Alison se acabaron las tonterías - me miró serio y con un semblante para nada divertido.
 - ¡Ahora!
 Ethan se levantó de mala gana, no entendía muy bien mi comportamiento, pero se dirigió hacia la puerta. Buscó mi mirada, pero la aparté de él en cuanto la encontró. Me quedé mirando por la ventana y el bajo la cabeza, poco después salió por la puerta.
Me encontraba sola de nuevo en aquella jodida habitación, un recuerdo vago me vino a la cabeza. La venta se empezó a empañar, miré atentamente el cristal, en el se empezaron a escribir unas letras. Estaba realmente asustada, eso no podía estar pasando. Miraba sin apartar ni un solo instante la vista de aquel punto. Eso ya había sucedido más o menos en mi habitación.
 "No dejes que te engañe princ" Y se paró el mensaje, tras eso se marcaron unos dedos hacia abajo, como si alguien hubiera tirado de esa mano para interrumpir el mensaje. Intenté descifrar el resto, pero no me costó mucho, pensé que princesa sería lo que seguía. Parecía estar volviéndome realmente loca. Eso no era para nada normal, y cada vez me costaba ver que aquello era real.
 - Alison - unos brazos me rodearon con cariño. Mi tío estaba realmente preocupado y cada vez notaba como me tenía mas cariño.
 - Tío -casi susurré aquella palabra, dejando que me abrazara con cariño.
 Tras un rato de hablar con mi tío, y decirle lo que había pasado con aquel hombre raro, me miró con preocupación. Estaba asustado por si me podía pasar algo y si podían apartarlo de mi con mentiras como esas. Lo miré con los ojos brillantes, estaban apunto de emanar lágrimas de ellos. Petter me abrazó con fuerza - No permitiré que te alejen de mi Alison - susurró mientras me escondía en el hueco de su cuello.
 Después de estar un par de horas más allí, me dieron el alta. Salí con una pequeña sonrisa en la boca, mi tío estaba a mi lado en todo momento. Durante unos días estuvo pendiente de mi hasta mi total recuperación, se pidió hasta días libres en el trabajo.
 Salí hacia el cementerio, llevaba mucho sin estar por allí y echaba de menos la "compañía" de mis padres y hermano. Me senté frente a la tumba como solía hacer siempre. Miré sus nombres, cuanto añoraba pronunciarlos. Me estremecí levemente y la piel se me erizó a pesar de no hacer ni pizca de frío.
 Algo me hizo sentir bien a pesar de estar así. Sonreí levemente y me tumbe en la fina hierva, miré hacia el cielo con las manos cruzadas tras la nuca. Recordé algunos momentos en los que había estado con mis padres y un inmenso vacío se dejó ver en el borde mi mis ojos. No quería llorar, no quería martirizarme más así. Respiré profundamente cerrando los ojos, y cuando volví a abrirlos, una mirada de ojos oscuros estaba clavada en ellos. Noté un pequeño escalofrío recorriéndome por completo e incluso me sobresalté, quedando casi sentada.
 - ¿ Qué estas haciendo tu aquí ? - pregunté indiferente y mirando hacia otro lado que no fueran aquellos oscuros ojos, que parecían ver más allá de lo que los demás podían ver.
 - Eso mismo podría preguntarte yo a ti ... - esa voz tan masculina y tan dulce a veces, sonaba ahora dura y fría.
 Pude soltar una pequeña carcajada, puesto que era más que obvio que es lo que hacía yo allí - me extraña que me lo preguntes ... - busqué su mirada para plantárle cara - creí que lo sabías siempre todo.
 Sus ojos se clavaron en los míos, parecía doler cuando miraba con aquella intensidad, parecía buscar algo, parecía estar leyendo cada pensamiento que se te pasara por la cabeza.

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