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martes, 26 de marzo de 2013

~No será solo un juego~ /Capítulo 23/

 Hola. Quería pedir perdón por la tardanza, pero no se debe a otra cosa que no sea falta de inspiración. Ya sabéis que la historia la escribo sobre la marcha y ni yo misma sé que pasará al final, así que pido paciencia a los lectores ( si es que los hay, que a veces ya lo dudo ). Gracias por leer, besos.

 La brisa era perfecta. Tenía una sonrisa dibujada en los labios. Me encantaba aquel lugar, se convertiría en uno de mis preferidos. No parecía venir mucha gente por allí y el lugar era espectacular. Un chico, que parecía no tener más de diez años, se acercó para observar el dibujo, se quedó atontolinado mirándolo con una gran sonrisa, el llevaba una pequeña libreta y un par de colores.
 - ¿ Has dibujado algo tu ? - le dije sonriendo.
 El chico asintió avergonzado y dejó ver un poco su cuaderno, con una gran sonrisa lo cogí y contemplé el último de los dibujos.
 - Vaya, no lo haces nada mal -dije sin dejar de sonreír. Seguramente de mayor sería un gran pintor, parecía hacerlo realmente bien.
 - Gracias - dijo una voz inocente y avergonzada. - Usted tampoco.
 - Tutéame, no soy tan mayor -dije ruborizada y sonriendo aun.
 - Lo siento.
 -No te disculpes pequeño. - Revoloteé un poco su pelo y volví a coger la paleta.
El chico se quedó mirando tras de mi, como terminaba el cuadro y una vez lo acabé, decidí dárselo como un pequeño regalo. El muchacho se fue muy satisfecho y agradecido. Habíamos quedado para volver a vernos y pintar juntos, me había caído realmente bien.
 Recogí las cosas y las guardé de mala gana en la mochila. Me puse los cascos del móvil, para escuchar algo de música mientras volvía a casa. Caminaba con la mirada posada en el suelo, total, no había nada más interesante que ver. Iba sumida en mi mundo, totalmente fuera del real. Tropecé con aquel chico ... Byron. La verdad es que no lo había visto desde que Ethan mantuvo . . . como decirlo, esa "conversación" con él.
 - Lo siento - dije sin saber aun que era él.
 - No, discúlpame tu a mi, iba distraído .. - ambos alzamos la mirada y nos quedamos callados, sin saber que decir. Él miró a otro lado rápidamente. - Espero no haberte hecho daño. - Su voz sonó mas cortante y seria, que aquella voz dulce y tranquila que había pedido disculpas.
 Fruncí el ceño y antes de que él prosiguiera su camino, agarré su brazo para que no se marchase.
 - Quiero hablar contigo.
 - Pues yo no . . .
 - ¿ No quieres ? - le miré confundida, eso había sido algo raro. Cuando lo conocí por primera vez, no pareció ser así.
 - No. - hizo por soltarse de mis manos y yo lo sostuve por un momento.
 - ¿ Por qué ?
 - Porque no puedo . . . porque no quiero - rectifico al ver que yo le miraba con una ceja enarcada.
 - Pues me da igual que no puedas o quieras, vas a hacerlo - vacilé.
 - Bueno . . . pero no aquí.
 Le miré confundida. ¿ Qué quería decir con eso ? ¿ Por qué no allí mismo ? Tampoco había mucha gente, no parecía ser "peligroso". Tras unos minutos de líos en mi cabeza y silencio entre ambos, dijo por fin :
 - ¿ Quieres realmente hablar ?
 - Sí.
 - Prométeme entones que no avisarás a nadie, y que será justo donde yo diga. Hora y lugar. - Sus ojos estaban fijos en los míos y parecía no vacilar ni un solo segundo. Parpadeé repetidas veces tras decirme eso.  - Prométemelo Alison.
 - Verás . . . no me gusta hacer promesas, pero te doy mi palabra - mi voz sonó temblorosa, justo como yo no quería que pasara. Tragué saliva.
 - Busca la nota en tu cuarto - susurró y se marchó sin que pudiera decirle nada más.
 Me quedé algo confundida puesto que todo aquello parecía sacado de una película de un caso policial o algo así. Miré detrás de mi como buscando una cámara o algo y agité la cabeza al pensar que eso era una estupidez. Me encogí levemente de hombros y subí la música por todo lo alto de modo que no pudiera escuchar nada.
 Abrí los ojos con un gran esfuerzo, y no llegué a abrirlos del todo. Mi respiración era débil y la cabeza me dolía a horrores. El cielo era totalmente azulado y el sol brillaba con fuerza. Apenas podía escuchar las voces de las personas que me rodeaban, había mucha gente. Alguien gritaba mi nombre, o al menos debía hacerlo, porque solo podía escuchar eso. Nadie me tocaba, o al menos yo no lo notaba. Quería girar la cabeza, pero algo me lo impedía.
 La ambulancia me recogió y me llevaron rápidamente al hospital. Volví a despertar en la habitación de este. Odiaba con todas mis fuerzas volver. Era demasiado para mi el estar allí. Al parecer la voz que gritaba mi nombre era la de Margaret, mi tío entró corriendo por la puerta justo cuando me desperté.
 - ¿ Cómo está ? ¿ Está bien ? - parecía muy alterado y su voz era entrecortada por correr seguramente.
 - Tranquilo cariño, esta bien, acaba de despertar.
 Respiró profundamente al escuchar a Margaret y se acercó a verme. Cogió mi mano con los ojos al borde de desbordar un mar de lágrimas.
 - Margaret, te importaría . . .
 Ella pareció haberlo entendido ya que salió por la puerta tras depositar un beso en la cabeza de mi tío. Una vez Margaret estaba fuera, él se acercó más a mi y se sentó en un pequeño hueco de la cama. Sus ojos parecían retener las lágrimas casi sin éxito.
 - Alison yo . . . - la voz era quebradiza, le costaba encontrar las palabras que quería decir realmente y sus ojos cada vez podían aguantar menos - quería pedirte disculpas . . . no sé, no sé cómo pasa todo esto. No sales de aquí cuando ya estás dentro otra vez . . . No parezco ser la persona adecuada para que cuide de ti . . . - al decir esto último, sus ojos decidieron no retener más lágrimas, por lo que empezaron a salir sin más.
 Miré a mi tío preocupada, casi no podía hablar y me iba a costar poderle soltar un discurso, me costaría incluso el solo decir una pequeña frase.
 - No digas eso . . . - pude decir casi en un susurro - intenté ponerme algo derecha sin éxito alguno - eres mi tío, no mi guardián.
 - No deberías pasar por todo esto Alison . . . esto es mucho para ti - bajó la mirada intentando parar sus lágrimas - de pequeña no estabas nunca por aquí en el hospital y sin embargo ahora . . .
 Puede que tuviera razón en eso, pero no era culpa suya, ni siquiera sabía que había ocurrido. Empecé a notar un dolor demasiado fuerte en el costado, como si alguien hiciera una raja en este. Solté un grito desgarrador, y mi tío se asustó mucho, tanto que llamó a las enfermeras corriendo y a gritos. Cuando una enfermera entró, pudo ver sangre en la zona en la que noté el corte. Mi tío estaba presionando la herida asustado. Y la enfermera lo echó rápidamente de allí, justo cuando otras dos chicas entraban en la habitación. La que ya estaba allí, se deshizo de las ropas de hospital, dejándome solo en ropa interior. Curaban la herida mientras me hacían preguntas que no podía responder por el escozor.
 - ¿ Qué te hizo ? - un hombre mayor, me miraba fijamente. No parecía importarle mi estado, ya que no me dejaba escabullirme de allí.
 - No me hizo nada . . . -  me costaba hablar, pero no me dejaría marcharme sin hacerlo, o al menos marcharse él.
 - Ese tipo de heridas no salen solas porque sí - me miró seriamente. Su mirada penetraba en la mía, buscaba cualquier duda o expresión que revelara algo.
 - Es mi tío, no me hizo nada, ni me lo haría nunca - tuve que sacar fuerzas de cualquier sitio para poder hablar con él - solo hablaba conmigo, no lo culpe de algo que no hizo . . .
 - Era el único que estaba en esta maldita habitación, si no fue él, ¿ quién lo hizo ? ¿ Te hiciste tu misma ese corte ?
  - No lo estará diciendo en serio, ¿ verdad ? - le miré con duda y con un gesto de incredulidad. ¿ Por qué iba a hacerme eso a mi misma ?
 - Entonces debió de ser él - afirmó totalmente convencido.
 - Él no hizo nada - casi sonó un grito y los ojos empezaron a llenarse de lágrimas, apenas me dio tiempo para retenerlas.
 - Alison, no me vengas con lagrimitas y esos cuentos de que no te hizo nada. En menos de unas dos semanas a estado aquí dos veces y ahora te pasa esto justo cuando estás a solas con él.
 - ¿ Qué esta insinuando ? - le miré con miedo y rabia al mismo tiempo.
 - No ocultes al que te maltrata, porque un día acabaras muerta.
 - Fuera de aquí . . . - mis ojos no pudieron retener más ese mar de lágrimas - váyase . . .
 Cogió su libreta, en la que había estado apuntando algunas cosas y se marchó sin decir más.





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