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jueves, 24 de enero de 2013

~No será solo un juego~ /Capítulo 21/

 Estaba sonrojada, no me salía palabra alguna. Y aunque quería mantener la mente fría y centrarme en Matt, Ethan cada vez estaba más cerca y atractivo. Mi respiración se volvía más densa cada vez y sus manos agarraban las cadenas del columpio, su cuerpo era una barrera, aunque quisiera zafarme de él no podía. Sus ojos seguían clavados en los míos y sus labios dibujaban una media sonrisa que podía considerarse bastante atractiva. Mis pensamientos se disparaban y una parte de mi pedía a gritos que me besase, mientras la otra sabía que no era lo mas indicado.
 El corazón parecía estar fuera de si y el cuerpo de Ethan cada vez estaba más cerca y algo mas encorvado hacia mi. Mis ojos se movían como si estuvieran confusos y miraban los suyos suplicantes. Noté una de sus manos sobre una de mis mejillas y con el pulgar, tiraba despacio de mi barbilla para que dejara de morderme el labio, porque sin querer lo estaba haciendo. Y en unos instantes sus labios se posaron en los míos y comenzaban a besarme lentamente. No se por qué, pero en ese momento parecía necesitar aquel beso, esos labios que parecían volverme loca. Y tras unos segundos de aquello que parecía ser una droga, entré de nuevo en lo que era mi realidad y me separé despacio de sus labios bajando la mirada.
 - ¿ Por qué no dejáis de hacer esto ... ? - susurré en un hilo de voz.
 - ¿ Qué ? ¿ Cómo ? - me miró sin entender - Mírame Alison.
 Negué repetidas veces, sin entender muy bien el por que del nudo en la garganta.
 - Alison mírame, por favor. ¿ Qué has querido decir con eso ?
 - He querido decir que no soy una muñeca ni nada por el estilo, tengo sentimientos y no se me van de un día para otro. - Había sonado borde, pero me estaba agobiando con todo esto y que Ethan me besase cada dos por tres, no ayudaba mucho, por no decir que no ayudaba nada. - No vuelvas a besarme hasta que yo te lo pida.
 - Pero yo ... - su voz sonaba confusa y bajó la mirada. - Lo siento ...
 - Siento ser borde, pero necesito mi espacio, controlar mis sentimientos ... necesito saber que quiero.
 - Ya ... - se separó, sentándose en el columpio - ¿Qué tiene ese dichoso Matt? - esta vez su voz sonó llena de rabia.
 Le miré mal agarrada a las cadenas frías del columpio. - No hables así de él.
 - No se por qué lo defiendes. Solo es un niñato. Si tanto te quisiera estaría aquí y no en ... - de golpe se quedó cayado, y mirando a otro lado.
 - ¿ Y tú que sabes de Matt ? ¿ Cómo sabes que no está aquí ? ¿ Por qué te has callado ? - Le miré suplicante y algo malhumorada, parecía que estaba haciéndole demasiadas preguntas, pero por lo que decía parecía conocerlo y eso era imposible.
 - ¿ Qué voy a saber de él ? Bueno, supongo que no está aquí ... si estuviese no estarías sola ... - su voz era confusa y a veces le temblaba un poco. Estaba mintiendo.
 - Ya claro ... ¿ Qué haces en este pueblo ?
 - ¿ Cómo ? - Pareció buscar la respuesta y sin mucho éxito en su busca contestó - Oye, ¿ qué pasa contigo Alison ? ¿ Por qué preguntas eso ?
 - ¿ Por qué no me respondes ? - le miré furiosa y con los ojos intentando captar cualquier movimiento o gesto por pequeño que fuera.
 -  ¿ Qué voy a hacer aquí ? - seguía buscando una respuesta convincente - Sabes que vine a vivir aquí ...
 - ¿ Y por qué aquí ?
 - Alison, ¿ qué cojo.. - pudo parar antes de terminar la frase.
 Me levanté furiosa del columpio y comencé a caminar enfadada y con la cabeza bien alta. No sé como, pero antes de poder alejarme lo suficiente, su mano ya estaba posada en mi hombro para detenerme. ¿ Cómo había sido tan rápido ? Aunque no quise detenerme y seguir caminando, sus dedos se clavaban en mi hombro, llegando a hacerme daño incluso. Intentaba calmar mi respiración y no soltar un gemido de dolor, pero Ethan me lo estaba poniendo difícil.
 - Suéltame Ethan - sus dedos comenzaban a apretarme con más fuerza cada vez - Ethan me estas haciendo daño. - Los ojos comenzaron a inundarse de lágrimas al ver la mirada perdida de Ethan - Por favor ...
 La súplica pareció ser escuchada y conseguí que me soltara antes de partirme algún hueso, porque poco le faltó. Mi hombro izquierdo había quedado muy lastimado y tuve que sujetarlo por un instante. Lo miré con unas lágrimas y sin entender el por qué de su acto, bajé la mirada sin decir nada.


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