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lunes, 16 de julio de 2012

~No será solo un juego~ /Capítulo 8/

Sobraron las palabras tras aquello. Por fin había descubierto quien era el chico del que hablaba maravillas en el diario, y si ninguna duda ese chico era Matt. Parece ser que desde pequeñitos hemos sentido algo especial el uno por el otro, pero parecía ser solo un juego. Como siempre que estaba unto a él, había perdido la noción del tiempo y esta vez con más motivos aun. En ese momento tenía esa sensación de no querer estar en otro lugar y con otra persona, que no fuera allí y junto a él, pero como todo en esta vida ese momento tuvo que llegar a su fin; y como no, Matt, quería acompañarme a casa para asegurarse de que llegaba sana y salva.
Cuando llegué a casa y me despedí de Matt, me libré de una buena ya que mi tío no estaba allí. Lo busqué por todos lados, pero al parecer no era el único que no estaba, Margaret, tampoco estaba por allí. Empecé a preocuparme. Entré en la cocina y encontré una nota pegada en la nevera con un imán.


Hola Alison, me llegó una mala noticia del hospital. Tu tío esta allí, así que he decidido salir de inmediato para ver que le ha ocurrido. Tú no te preocupes, porque no será nada, intenta descansar y cenar un poco. Nos vemos pronto cielo. 
        Margaret.

Hice la nota una bola de papel y la tiré con rabia a la basura. Lo de no preocuparme era casi imposible, y más sin saber como estaba realmente mi tío. Llamé varias veces al móvil de Peter pero lo tenía apagado y Margaret se había dejado el móvil en casa, quizá para que no la llamase o solo por simple despiste.
Me senté en el sofá y estuve esperándoles toda la noche. Recibí algunos mensajes de Matt, y pasé gran parte de la noche hablando con él. Me mantuvo distraída y se lo agradezco, porque la verdad es que estaba muy preocupada, y por otra parte tenía mucho miedo ... ya sabéis el por que.
  - ¿Si? - dije con la voz entrecortada ya que no sabía quien podía ser a esas horas.
  - Alison querida, soy Margaret. Tu tío se encuentra bien,pero va a pasar la noche aquí. Me quedaré con él si no te importa.
  - No, para nada. Pero a mi también me gustaría verlo ...
  - No - dijo rápidamente. - No dejan que nadie entre, necesita descansar y tú también deberías hacerlo.
  - Pero Margaret deja que
  - No, hazme caso - me cortó antes de terminar - descansa y mañana verás a tu tío. ¡Ah! por cierto, llamé a un chico. No sé si recuerdas quien es ... pero le dije que fuese a casa para que no estuvieses sola. A tu tío no le hizo mucha gracia, pero es el único chico que me dio buena espina.
  - Pero Margaret, estoy bien sola, no hacía falta decirle nada a nadie ...
  - Anda no seas así, te prometo que es un chico muy guapo. Bueno cielo te dejo ya, buenas noches y descansa.
No me dio tiempo a contestar ya que Margaret colgó el teléfono antes de que pudiera hacerlo. Acto seguido, recibí un nuevo mensaje de Matt. ¿Qué te parece si te asomas a la puerta y ves lo bonito que está el cielo esta noche? No voy a mentiros, tras leer el mensaje sonreí como una tonta y no pude evitar hacer tal cosa. Me asomé al porche para ver el cielo. Di unos pasos hasta quedar apoyada  en la barandilla mirando el cielo con una sonrisa. Me estremecí al notar que alguien me abrazada por detrás, y mi corazón se aceleró ya que no lo esperaba,pero no tardó mucho en latir como de costumbre, quizá un poco más rápido de lo normal, pero esta vez por la persona que me abrazaba.
  - Bonita ¿verdad? - dijo casi en un susurro.
  - Preciosa - sonreí y me di la vuelta para mirarlo.
  - Anda vamos dentro, que vas a coger frío - dejó caer sus brazos y cogió mi mano, tirando un poco de mi para que entrara.
  - ¿Vamos? - le miré - quiero decir ... ¿los dos? - antes no solía decir muchas tonterías cuando él estaba cerca, pero ahora era inevitable, que las soltara por doquier.
  - Claro - dijo sonriendo - ¿no te avisó Margaret?
  - Sí, claro, pero no sabía que tú eras ese chico.
  - Bueno, si quieres puedo irme y decírselo a algún otro chico.
  - No. Creo que puedo conformarme con tener a mi grandullón - sonreí y le seguí hasta el interior de la casa.
  - Claro, crees ... - dijo bromeando.
Tras preparar el sofá para que Matt durmiera allí, ya que no quería molestar - según él - y ocupar una de las habitaciones de invitados, me subí a mi cuarto a descansar. No podía pegar ojo y mucho menos, sabiendo que Matt estaba allí. Bajé las escaleras sin hacer mucho ruido para asegurarme de si ya estaba dormido, y al ver que no lo estaba, le mandé un mensaje : Esto de estar sola en este cuarto tan grande y tener al chico más guapo justo en la planta de abajo, no me parece del todo buena idea. Pude distinguir una sonrisa mientras lo leía, ya que la lumbre se quedó encendida y alumbraba gran parte del salón. Estuvo escribiendo durante unos segundos y recibí un mensaje, por suerte me había asegurado de poner el móvil en silencio. ¿Y quién te dice que ese chico esté en el salón y no tras la puerta mirando por la pequeña rendija que dejaste abierta? De nuevo esa sonrisa tonta que me delataba. Lo dice la persona que te está mirando mientras lees este mensaje. Caminé hacia él sin hacer ruido y envié el mensaje. Se giró para comprobar si era verdad y se sobresaltó un poco cuando me vio ya que estaba justo detrás de él.
Reí un poco - Lo siento.
  - Me has asustado - se hizo el enfadado.
  - Fue sin querer, no sabía que era tan fea - dije bromeando.
  - ¿Tú fea? - me miró mientras yo asentía - No seas tonta anda.
  - Es que es cierto - rodeé el sofá hasta quedar cerca de él.
  - Ya, ya, cierto ... si vuelves a decir eso te enteras - dijo riendo un poco.
  - ¿Y qué me vas a hacer si vuelvo a decirlo? - le miré desafiante.
  - No quieras probar - mostró una amplia sonrisa.
  - Lo soy.
  - Tú lo has querido pequeñaja - dijo riendo entre dientes mientras tiraba de mi dejándome caer en el sofá y haciéndome cosquillas - aun recuerdo que son tu punto débil.
  - Para para - dije riendo por las cosquillas.
  - Pues niega tal cosa - siguió riendo mientras yo me estremecía sin parar de reír - vamos, niégalo.
  - Vale, vale ... tú ganas pero para ya - reí intentando coger sus manos.
Él paró de hacerme cosquillas dejando que yo cogiera sus manos, y miró mis ojos sonriendo mientras yo dejaba de reír poco a poco. Ambos nos quedamos mirándonos a los ojos. Él tenía las manos apoyadas en él sofá y estaba justo encima de mi, aguantando su peso con estas. Sentí la necesidad de besarle y nada me impidió tal cosa, levanté un poco la cabeza y tras acariciarle levemente la mejilla, le besé despacio. Siguió el beso, ya que parecía que también quería hacerlo y tras unos segundos de aquella maravillosa manera, se separó despacio susurrando cerca de mis labios - Será mejor que descanses - Acto seguido, se echó a un lado del sofá y me miró.
  - Voy a descansar, pero si no te importa, voy a descansar contigo - dije sonriendo.
  - Yo no voy a negarme, pero estarás más cómoda en la cama.
  - Y tú también, y sin embargo no quieres ir a dormir a ninguna de las que hay libres.
  - Está bien - dijo sonriendo leve.
Ambos nos quedamos en el sofá para dormir, y yo me acurruqué en él con la escusa de no pasar frío.




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