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jueves, 25 de octubre de 2012

~No será solo un juego~ /Capítulo 15/

 Mi respiración se había acelerado al igual que mi pulso. Miré Ethan asustada y dirigí la mirada hacia el chico del suelo. Tragué saliva, parecía que el tiempo se hubiera detenido, nos mirábamos los unos a los otros. Eché un vistazo a la mochila, quedaba algo lejos, pero tenía mi diario y no podía abandonarla allí. Volví a mirar a Ethan que permanecía como petrificado. Bajé la mirada finalmente y sin decir lo más mínimo, me acerqué con paso ligero a la mochila, y la cogí desapareciendo de allí casi al instante.
 Cuando me alejé un poco del lugar, corrí hasta llegar a casa. Abrí la puerta y la cerré de un portazo detrás de mi, dejando mi espalda apoyada en esta. Sin motivo alguno, comencé a llorar, ni yo misma entendí muy bien el por qué. Subí las escaleras a toda prisa y entré en mi habitación. Cuando llevaba un rato en esta, escuché llegar a mi tío y a Margaret, pero no bajé a saludarlos, ya que se suponía que yo debería de estar en clase, aun faltaban unas horas para que terminase.
 No sabia que hacer, ¿cómo miraría ahora a Ethan? ¿Qué había pasado? ¿Quién era ese chico?. Busqué la nota de Matt, pero no la encontré, entonces recordé que la había dejado en la parte de abajo de la casa, pero no podía bajar en ese momento.
 Me tiré en la cama pensativa, había dejado de llorar, ahora me dedicaba a morderme las uñas por los nervios. Cogí todas las cartas que había recibido con notas de color azul. - Así que eras tú ... - susurré casi para mi misma. Le echaba tanto de menos. La última carta me había dejado preocupada y lo que antes fue olvido por él, ahora ocupaba más espacio de mi mente que nunca. Intenté llamarlo una vez más, pero el número no existía. empezaba a preocuparme realmente, ¿cómo una persona podía desaparecer así de la noche a la mañana y hacer llegar cartas así? ¿Qué estaba ocurriendo para que todo esto fuese tan raro?
 Negué varias veces, todo parecía tan raro y a la vez difícil de creer que no sabía que pensar. Mientras tanto abajo, se oían las voces de Margaret y mi tío, parecían tener una charla sobre trabajo. Mi móvil comenzó a sonar, un número desconocido, colgué y pensé rápidamente donde esconderme, ya que los pasos de mi tío empezaban a escucharse cerca. Un sitio muy obvio, debajo de la cama. Empecé a meterme debajo de esta, pero al parecer había algo, que me impedía meterme allí. ¡El armario! Justo un instante antes de que mi tío abriese la puerta y entrase, cerré cuidadosamente la puerta del armario.
 Intenté no hacer ruido y que mi respiración  se calmase. Volvió a sonar y presentí que mi tío me pillaría, pero por suerte, el móvil no sonaba dentro del armario,sino bajo la cama. Mierda. Se me había caído cuando intenté esconderme. Se agachó a recogerlo y miró el móvil, no sabía muy bien como se usaba, él decía que era un cacharro demasiado lioso para él, que prefería uno más sencillo para llamar y poco más. Seguí escondida intentando no hacer ruido, mientras miraba a mi tío como una estúpida. Se escuchó la voz de Margaret  y mi tío alzó la mirada hacía la puerta y se marchó dejando el móvil en el escritorio.
Respiré aliviada cuando el se marchó y salí del armario con cuidado. Tendría que ingeniármelas para poder salir a la calle sin que ellos se dieran cuenta y hacer como que volvía del instituto. Cogí la mochila que estaba tras la puerta y abrí esta asomando la cabeza despacio, pero no había manera de salir de allí sin que ellos me vieran. Margarte estaba en la cocina, desde la que se veía perfectamente el pasillo de la entrada, y mi tío estaba en el salón principal, ojeando unas cajas. Volví a entrar en la habitación y miré la ventana, era una locura pero quizá ... Me acerqué a esta y miré la distancia al suelo, la caída podía ser desastrosa, pero por otro lado, podía bajar sin hacerme daño. Lo había hecho miles de veces cuando era algo mas pequeña, pero ahora me parecía imposible. Ni siquiera sabía si la enredadera aguantaría mi peso. Saqué las piernas por la ventana y me dí la vuelta como pude, puse un pie en la enredadera y sonreí al notar que era firme, con mucho cuidado saqué el otro pie y al igual que el otro, lo apoyé en la enredadera. Mi suerte no fue otra, que al soltar las manos de la ventana, una de las maderas que agarraban la enredadera estaba podrida y se partió al pisarla, me quedé colgando solo de una mano, a penas podía seguir agarrándome ya que mi peso era el doble con la mochila. No aguantaría mucho mas y los dedos empezaban a soltarse uno a uno. Miré la distancia de la caída,intenté aguantar todo lo que pude, pero terminé por soltarme. Cerré los ojos con fuerza, pero en apenas unos segundos, unos brazos firmes me sujetaban antes de poder llegar al suelo.




2 comentarios:

  1. Siguienteee!! (LLLL)
    Espero que a partir de ahora los subas mas a menudo! ^^ Besitos

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    Respuestas
    1. me alegro de que te guste :)
      Y ya dije, que espero poder tenerlo pronto. Un beso

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