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martes, 3 de julio de 2012

~No será solo un juego~ /Capítulo 6/

Hola :) No sé si hay mucha gente que vaya siguiendo la historia, pero aquí os dejo otro avance. Sigo esperando vuestros comentarios, los estoy leyendo todos e intentando corregir los errores que veis por ahí.

  ~No será solo un juego~

Cogí un cuaderno que parecía viejo, cuando lo abrí y leí un poco de lo que había escrito, me dí cuenta de que era mi antiguo diario, el que creía haber perdido. En él hablaba de mis padres y mis amigos de la infancia, estuve entretenida leyendo el diario y pude ver que desde muy pequeña, ya escribía mucho sobre un chico. Nunca llegué a poner su nombre, por lo que me era un poco difícil saber quien era. Decidí escribir un poco y contar todo lo que me había pasado en estos años.
 Querido diario ... hace mucho que no escribo y la verdad es que ni siquiera sabía que yo guardaba uno de estos. Quería contarte lo que  me ha pasado a lo largo de todo este tiempo que no he estado por aquí. Pasé unos buenos años allí en Ibiza, pero todo se acabó cuando mis padres y mi hermano se marcharon a una cena de viejos amigos de la zona. Cuando volvían a casa, tuvieron un accidente y murieron. Fue muy duro para mi y aun lo es, pero tengo que aprender a ser fuerte día a día. Hace apenas unos días, volví a mi antigua casa, en la que ahora mismo me encuentro. He vuelto a ver a Matt, parecía estar muy bien. Es un chico muy simpático y sigue tan cariñoso como siempre.
Esta mañana a pasado algo raro, un hombre vestido con ropa oscura llamó a la puerta y quiso entrar por a fuerza. Estoy muy asustada, no sé quien puede ser, y que es lo que quiere de mi. Tengo miedo de que vuelva y esté sola de nuevo ... Por otro lado, mi tío Peter no se lo que habrá pensado, pero a cogido el puñal y lo ha escondido en algún sitio. Han pasado cosas muy extrañas desde que llegué, pero puede que solo sean cosas mías ...
Cerré el diario, serían cerca de las ocho, quise esconderlo por algún lado y descubrí una pequeña caja fuerte detrás del gran cuadro, que había justo encima de la cama. Tenía una pequeña cerradura y la llave estaría en cualquier parte. Opté por buscarla algún día, mientras tanto escondí el diario en el armario. Salí de la casa sin decir nada a mi tío, no quería enfadarme otra vez con él, decidí volver al muelle. Sin duda alguna era mi lugar favorito, y es que habían pasado demasiadas cosas especiales en aquel mágico lugar.
Estuve un largo rato allí sentada mirando al horizonte, el sol se estaba poniendo y aquella imagen era demasiado bonita como para perdérsela. Había visto la misma escena millones de veces, pero siempre acompañada de alguien especial. Y por lo visto no iba a ser la primera vez que la iba a ver sola.



 - Preciosa ¿verdad?  - se escuchó una voz por detrás de mi.
Sonreí al darme cuenta de quien era y asentí - como siempre.
 - He venido aquí una y otra vez desde que te fuiste, aunque tengo que reconocer que ya echaba de menos la compañía - se sentó a mi lado mostrando una sonrisa inmensa mientras miraba al horizonte.
 - Tú siempre igual ¿eh? - reí leve negando.
 - Creo que el antiguo Matt sigue muy dentro de este nuevo cuerpo - dijo sin poder evitar el reírse.
 - ¿Enserio? - reí con él - Y yo que pensaba que se había ido todo lo malo ... - puse cara de decepcionada.
 - Oye ... - se hizo el enfadado.
 - Que es broma bobo - sonreí y le abracé - me gustaba mucho el antiguo Matt.
En ese momento Matt se puso un tanto extraño. Se sonrojó un poco pero echó la mirada a otro lado y cambió de tema. Nunca antes hizo algo igual,por lo que me pareció muy raro pero no le di importancia en ese momento. Hablamos del nuevo tema, mi "gran vida" en Ibiza. A él le parecía sorprendente, sin embargo, yo pensaba que era una locura y algo disparatado. Nunca había querido mudarme de allí, quizá si no lo hubiésemos hecho, ahora mis padres no estarían muertos ... Matt parecía emocionado con cada cosa que le contaba, él siempre había querido ir a un lugar como ese. Me despedí de él ya entrada la noche, había perdido la noción del tiempo hablándole y mi tío estaría preocupado como siempre.
Al contrario de lo que me imaginé, mi tío, estaba esperándome algo enfadado. Me miró clavándome sus ojos llenos de furia y me habló con un tono bastante serio.
 - ¿Dónde has estado?
 - ¿Cómo? - dije algo confundida.
 - ¿Estás sorda? , ¿dónde has estado? -volvió a preguntar enfadado.
 - ¿Desde cuándo te importa?
 - Me importa desde que estás bajo mi responsabilidad. Y como tu tutor legal que soy en este momento, exijo saber donde has estado. Porque estas no son horas de venir jovencita.
 - ¿Qué pasa ahora? - le miré algo extrañada ya que mi tío nunca había estado así.
 - Eso quisiera saber yo. ¿ No te das cuenta de que no hago más que preocuparme por ti y tú ni siquiera te molestas en decir donde estás o donde vas?
 - Antes no te preocupaba saber eso - le dije bajando la mirada.
 - Eso es lo que tú  piensas. A partir de ahora no saldrás sin mi consentimiento. Nada de llegadas a las tantas, y nada de ver a chicos a escondidas. - Se giró para irse al salón principal - ¡ah! otra cosa - se giró de nuevo hacia mi - Nada de estar sola en casa.
 - Falta que me metas en una habitación que no tenga puertas ni ventanas y que además esté forrada con cosas blandas por todos lados. - dije con los ojos llorosos casi gritando a mi tío.
 - Pues mira, quizá no sea una mala idea - Por un momento perdió los nervios y soltó tal cosa mientras me gritaba furioso.
 - No intentes ser quien no eres - dije gritándole también y subí las escaleras corriendo mientras empezaba a derramar un mar de lágrimas.
Entré en mi habitación tras haber dado un portazo y me senté en una esquina de esta llorando. Nunca había visto así a mi tío. Lo que más me dolía es que me prohibiese hacer todo lo que había dicho. Una chica normal de mi edad, no tendría que dar esas explicaciones que mi tío reclamaba y mucho menos lo de estar castigada sin poder estar sola en casa. ¿Qué había hecho yo para merecer tal castigo? A demás, tampoco era tan tarde, apenas eran las 11:30 y la mayoría de las veces había llegado a esa hora sin ningún tipo de problema. Era bastante raro que pasase todo esto de golpe, pero me puse a pensar mientras lloraba, por qué motivo se habría puesto así Peter. Entonces me acordé de que él había entrado justo cuando yo me encontraba con el puñal en la mano y tirada en el suelo de la habitación, algo no muy común ... y empecé a pensar que mi tío podría haber imaginado que intentaba hacer otra cosa.
Quise apartarme esa idea de la cabeza, parecía algo demasiado descabellado, pero quizá era cierto. No quería darle motivos para que se cabrease conmigo, pero no tenia derecho a hablarme como lo había hecho aquella noche. Me sentía mal y no podía parar de llorar. Me quedé dormida en el suelo entre llantos. Sin nada de abrigo. Tuve alguna que otra pesadilla esa noche y más de una vez me desperté por culpa de estas o por el frío de la noche.
Cuando desperté, no bajé a la cocina, ni siquiera al salón. Me quedé en la habitación escribiendo algunas cartas a mis amigos de Ibiza y volviendo a escribir en el diario.
  Hola de nuevo. Tengo que escribir para desahogarme un poco ... Como ya te conté, lo sucedido con el puñal y ese extraño hombre de negro, creó que mi tío piensa cosas que no son. Creo que pensó que quería acabar con mi vida ... espero que no piense eso, porque no es así. 
Nunca me he llevado demasiado bien con Peter, pero no quiero que sea ahora cuando empiece a odiarlo ... Sé que él siempre a estado pendiente de mi, pero no entiendo ese comportamiento, no lo entiendo. Me ha prohibido salir con chicos, estar en casa sola, llegar tarde y no sé si se me escapa algo ... También tengo que contarte algo, y es que desde que he venido aquí, me he sentido como observada. Algo raro, ¿verdad? Todas las mañanas me despiert
Se escuchó un golpe en la ventana y miré rápidamente. No había nada, pero no contenta con eso, dejé el diario a un lado y me levanté de la cama caminando hacia la ventana. Miré a través del cristal, había un coche de color negro que no conocía, estaba cerca de la casa y este arrancaba para marcharse. Miré algo extrañada el coche y forcé un poco la vista para ver quien había dentro, pero los cristales parecían estar tintados. Pensé que podía ser el hombre del que estaba escribiendo y me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Ese hombre era demasiado raro, bueno, todo en si era demasiado raro.

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