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lunes, 11 de junio de 2012

~No será solo un juego~ /capítulo 3/

Cuando volví a mi mundo,me di cuenta de que el chico ni siquiera se había parado,ni un gesto ni un hola. Entonces me giré  y vi que tal y como había imaginado,ahora seguía su camino como si nada. Y no le culpo porque yo había hecho exactamente lo mismo..
 Llegué a casa,en la que vivía cuando era pequeña y en la que viviría al independizarme de mis tíos,la gran mansión Williams.
Todo estaba igual que cuando nos fuimos, nadie la había ocupado y la verdad es que me gustó verla así. Recorrí las habitaciones echándoles un pequeño vistazo, todo estaba tal y como lo habíamos dejado, nada cambiado de lugar, todo en el mismo sitio. Era algo genial pero a la vez duro ya que me recordaba a mis padres ..
 Entré en una de las habitaciones, al salón por ser más exactos, y cogí uno de los marcos que había por allí. Una foto de mis padres conmigo cuando yo apenas era un bebe, una nueva sonrisa se dibujó en mi rostro y abracé la foto con fuerza contra mi pecho. Me costaría más de lo que imaginaba el poder olvidar un poco todo lo que ocurrió y el estar como siempre, ya que una de mis características era ser una chica alegre y feliz. Dejé la foto en su sitio y me senté en el sofá con las piernas cruzadas. Miré por la ventana y ya era algo tarde, las diez o cosa así cuando el timbre sonó. Abrí la puerta y para mi asombro no encontré a nadie, solo había una pequeña nota en el suelo, la cogí y entré después de echar un último vistazo para ver si había alguien.
 No le di mucha importancia a la nota y la guardé en uno de los bolsillos de los pantalones cortos que llevaba. La puerta volvió a sonar pero esta vez eran mis tíos los que entraban, ellos tenían las llaves y habían decidido instalarse en la casa mientras yo estuviese allí. La idea no me parecía ni buena ni mala, solo pedía un poco de intimidad y que mi tío y su novia no se metieran en mi vida. Aun no había cogido confianza con Margaret y aunque mi tío quería que me llevase bien con ella, en ese momento nuestra relación no se iba a hacer más estrecha .. Con él me llevaba bien, una relación normal, ni muy buena ni muy mala.
 No tenía muchas ganas de hablar con nadie así que me levanté del sofá y me dirigí hacia las escaleras pasando por la entrada, hice un pequeño saludo y subí a mi habitación sin decir nada. Me tumbé en la cama mirando el techo y unos pocos minutos después escuché como se  abría la puerta. Mi tío asomó un poco la cabeza por la pequeña rendija que había abierto.
-¿Te molesta si paso?
-No, adelante – giré la cabeza para mirarlo mientras el entraba dentro de la habitación y le hice un hueco para que se sentara a mi lado.
-Sé que nunca hemos tenido una gran charla como para llevarnos la mar de bien - se sentó - pero quiero que sepas que puedes contarme cualquier cosa. - Mostró una pequeña sonrisa algo preocupado.
-Tranquilo Peter, no me pasa nada – en ese momento el soltó un pequeño suspiro y añadí mostrando una pequeña sonrisa lo bastante convincente. - De verdad, estoy bien.
-Bueno, veo que no tienes muchas ganas de hablar así que .. - se levantó de la cama y caminó hacia la puerta. Me giré dándole la espalda aguantándome las lágrimas y el se volvió – buenas noches Alison .. - Y se marchó cerrando despacio la puerta.
 Un pequeño escalofrío recorrió todo mi cuerpo y algo me impulsó a mirar hacia la ventana. Esta se había empañado y había unas letras escritas en el cristal “Bienvenida a casa Alison”, me asusté un poco y no dudé en levantarme y borrarlas con la mano, dejando todo el cristal sucio. Me senté en la cama algo asustada por lo que me acababa de ocurrir y me aferré a uno de los peluches que tenía. Cuando estaba algo más calmada, me acordé del papel que me había guardado en el bolsillo y lo saqué para leerlo. ~Me alegra mucho volver a verte, ya creía que te habías olvidado de todo esto. Un día me pasaré por aquel lugar donde nos solíamos encontrar por casualidad. Saludos.~ La nota estaba escrita en un papel azulado y con una caligrafía casi perfecta, se notaba que era letra de chico pero en ese momento no llegaba a caer en quien podía ser.

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